La película Invictus no necesita recomendación.Un personaje,Nelson Mandela que sigue siendo estrella y referente para el mundo, encarnado por el actor Morgan Freeman.Un director mítico, Clint Eastwood y una historia de la vida cotidiana, la copa mundial de rugby de 1995,componen los ingredientes básicos del buen cine, del que engancha y nos reconforta con la vida.La película está basada el un libro de John Carlin, y el título es el de un poema romántico
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
William Ernst Henley (1849-1903)
“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma” … versos románticos de libertad que Mandela leía en la cárcel,y que le sirvieron de guía para convertir su sueño literario en la realidad política de su país,Sudáfrica.Este es el testigo y la herencia que le entrega al capital del equipo de rugby, encarnado por Matt Damon.
Una buena mezcla:rugby,poesía y política.