Luisa, una alumna de 4º, nos propuso a toda la sección celebrar el día 23 de abril, trayendo a clase un libro mítico para presentarlo, y leer un fragmento.Fue una clase que nos gustó mucho, y desde entonces, todos los viernes traemos un libro o más de uno,y leemos un fragmento.En las otras tres secciones del curso en las que imparto la asignatura, algunas personas ya sabían lo que hacíamos , y hemos decidido hacer lo mismo.
Cuando hablamos de los jóvenes, con mucha frecuencia aparece el estereotipo de que no leeen y que no valoran la literatura.Y no digamos, si esta situación se plantea en contextos y discursos escolares, en los que la generalización conduce al abrsurdo.
La realidad de estos últimos viernes muestra algo bien distinto;incluso,y sobretodo entre el alumnado hay personas que hablan de libros y de literatura, seguramente porque en su familia valoran los libros y la literatura, como ocurre en la mía.Y hoy más que nunca ,porque gracias a la democracia y a internet podemos escuchar a Lorca ,a Miguel Hernández o el mismísimo audio del Quijote en las bibliotecas virtuales.
A mí no me hizo lectora la escuela, y eso que creo que fue una buena escuela.En la escuela, tuve profesores que me leían libros , incluso en griego y en latín, y yo percibía que estaban haciendo lo mismo que hacían mis padres,mis abuelos o mi hermano mayor.Mostrar con el ejemplo que disfrutaban de los libros.
Lo bueno de estas clases es que ahora son allas y ellso los que me leen textos de las grandes obras literarias; y yo, no pierdo la ocasión de traer mis libros.